Diversidad. Arte. Participación social. Inserción laboral. Éstas son algunas de las piezas fundamentales de un puzle que Danza Mobile se propuso armar en 1995 a través de un proyecto con el que crear un espacio en el que se uniesen el mundo de las artes y el de la discapacidad. Un trabajo común entre profesionales de ambos sectores con el que contribuir al proceso creativo, social y personal de las personas con discapacidad.
El camino no ha sido fácil y, pese a las dificultades, en 1996 se puso en marcha el primero de una larga lista de proyectos: la Escuela de Danza. Después vendría el Centro de Creación, la Compañía de Danza, los Festivales, colaboraciones con instituciones y profesionales de diversos ámbitos y un largo etcétera. Así, Danza Mobile se ha convertido en estos años en un proyecto integral y transversal en el que se han trazado varias líneas de trabajo: participación social, formación, creación artística y gestión cultural, orientado todo al desarrollo de un proyecto global. Una carrera de fondo para conseguir contribuir a la mejora en la calidad de vida de las personas con discapacidad, ofreciéndoles actividades alternativas dentro del ámbito artístico.