Hace más de cien años… en un antiguo castillo, a orillas del río Guadalquivir, vivía un viejo brujo solitario, que albergaba sabiduría en su espíritu, fraguado tras años de esfuerzo y sacrificio de noches oscuras. Hasta que un día, necesitó a un joven para que le ayudara a realizar las labores domésticas, debido al escaso tiempo del que disponía, y de este modo, estar acompañado. El joven, atraído por la magia de su arte lo espiaba con sigilo, mientras elaboraba hechizos. Y la pasión que este joven sentía por el baile hará que el brujo lo nombre como aprendiz.