Amanece. Las sábanas se desperezan.
Comienza el trajín de una melena alborotada
y del pequeño pie que espachurra sus cosillas.
Una madre y su hijo despiertan a la rutina diaria:
el pipí de la mañana, un desayuno atropellado,
la ropa que vuela… Todo está listo para salir a escena.
¿Qué es esto de Circo Soni?
Un día le pusimos a Teo en el cine de casa un espectáculo de circo. Al principio estaba reticente, pero
luego se lo bebió entero. A partir de ese momento Teo empezó a decir: “Mamá, yo Circo Soni”.
Lo que quería es, básicamente, que hiciéramos equilibrios con él en la cama.
A partir de ahí se creó un juego que poco a poco fue evolucionando, hasta que, actualmente para él,
Circo Soni va desde pasar por debajo de la mesa, hacer equilibrios sobre un pie o sostener una pelota
con la mano, hasta saltar de un sofá a otro.
De ahí surge la idea de crear algo con él que se llamara así. ¿Pero qué? Ninguno de los dos hacemos
circo… ¿o sí?
Fue ahí cuando en mi cabeza aterrizó una imagen: el ir a hacer pipí yo sola es bastante raro, casi
siempre, si Teo está en casa, se viene conmigo al cuarto de baño, se sube encima, se sienta, se pone
de pie…vamos, un malabarismo de equilibrios mientras intentas mear.
Y me dije, ¿y si combino las dos cosas?
Circo Soni, no es un número de circo, es un paralelismo, un guiño a determinados lenguajes de éste
desde lo cotidiano, desde una rutina mañanera que se repite una y otra vez en la vida no sólo mía,
sino posiblemente de cualquier otra mujer con hij@s. Es, ese show malabarístico, que se escénica
dentro de casa sin ser visto, justo antes de salir a la calle.